Son difíciles de explicar las sensaciones después de este partido. Por raro que parezca, posiblemente Boca jugó su mejor partido en esta Copa de la Superliga. Esto no quiere decir que hizo un gran encuentro o que se corrigieron todos los errores que tuvo el equipo en este semestre, pero si fue superior a un Tigre que venía siendo el equipo sensación del torneo y mostrando un buen nivel futbolístico. La derrota se explica, principalmente, a través de los errores en las áreas. Tanto Andrada como Benedetto fallaron cuando el encuentro pidió una respuesta individual por parte de ambos. Tigre fue efectivo, supo golpear cuando le dieron la chance y luego se plantó atrás ante un Boca que quiso por arriba y por abajo pero no pudo.

 
Alfaro deberá plantearse muchas cosas en este receso. Empezando por atrás, parece muy necesaria la incorporación de un defensa central que le otorgue velocidad a una línea que siempre suele correr detrás de los delanteros rivales (por limitaciones colectivas). En el medio Campuzano y, especialmente Capaldo, tuvieron un correcto partido, siendo este último el mejor de los once esta noche. Sin embargo, el bajo nivel de Marcone y la posible venta de Nandez provocan pensar en la compra de un futbolista en ese sector aunque, sin dudas, la mejor incorporación será recuperar al ex Lanús, retener al uruguayo y darles más minutos al juvenil y al colombiano.

 
También urge encontrar quien maneje los hilos del equipo en ataque, debido a que el plantel actualmente cuenta con muchos delanteros o jugadores de definición de jugadas, en zonas donde se necesitan futbolistas que logren cambiar el ritmo a base de pases y organización. El único de esa característica es Reynoso. En cuanto al ataque, Benedetto y Ábila tuvieron el peor semestre desde que están en Boca. También Pavón, quien supo otorgarle al equipo una gran cantidad de goles y asistencias. La sequía de los delanteros se explica en parte por lo mencionado antes acerca de la falta de un generador de juego, y en otra por el bajo nivel individual de quienes antes no solían fallar.

 
Pedir jugadores y exigir compras es lo más fácil. Seguramente los refuerzos más temprano que tarde llegarán. Pero el desafío del cuerpo técnico de acá al partido con Paranaense (24/7) pasa por brindarle a este equipo el volumen de juego necesario para no depender de individualidades. También, por saber explotar las virtudes de aquellos jugadores que hoy se encuentran en el plantel.

 
Lo de esta noche no fue un paso atrás. Si queda claro que se dejó pasar la chance de sumar confianza y elevar la autoestima de un plantel que cuenta con jugadores muy por debajo de nivel. Hay mucho por trabajar y no hay que perder la cabeza.