En Avellaneda, Independiente recibió a Boca, en el marco de la fecha 7 de la zona B de la Copa de la Liga Profesional, en un encuentro clave por los puestos de vanguardia que catapultan a la próxima ronda. Ambos llegaban de perder sus cotejos anteriores, ante Vélez y Talleres respectivamente, por lo que la sed y la necesidad de puntos eran abundantes.

Las disposición tácticas elegidas por Miguel Ángel Russo y Julio César Falcioni fueron las mismas, línea de 5 en el fondo, 2 volantes juntos en el círculo, y 3 por delante. Frank Fabra enfrentaba a Fabricio Bustos por un carril, y Nicolás Capaldo tenía su duelo ante Gastón Togni por el otro. Campuzano-Medina vs Romero-Blanco era la disputa del centro del campo. Luego, cada uno se diferencia en el frente de ataque, ya que Boca predisponía a Gonzalo Maroni como jugador libre (generalmente se volcaba a la derecha) y Carlos Tévez junto a Sebastián Villa como delanteros, por su parte, el «Rojo» enfrentaba al «Tucu» Palacios con el peruano Zambrano y Nicolás Messiniti iba al duelo con Carlos Izquierdoz que oficiaba de líbero, Jonathan Menéndez no tomaba posiciones fijas, se movía con libertad lastimando espacios, siendo un dolor de cabeza constante para el fondo Xeneize.

El conjunto de La Ribera volvió a escasear de generación de juego en el primer tiempo, se topaba con un rival que le cedía el protagonismo de la pelota y que era corto y compacto, por lo que no dejaba vías de circulación de pases y esto hacía que la visita sea fácilmente neutralizada ante tanta estática de sus volantes. En este contexto la liberación de Gonzalo Maroni era clave, ya que cuando lograba ocupar espacios, tenía zonas para encarar de frente y trasladar; una combinación suya con Carlitos Tévez fue la ocasión más clara de los primeros 45´ para los de azul y oro, el 10 recibió un genial pase de aire del juvenil cordobés y ensayó un centro preciso para Seba Villa, quien de primera la desvió por encima de la humanidad de Sosa, la pelota se estrelló en el travesaño y en el rebote fue Maroni el que llegó al área y queriéndola empujar de plancha en carrera remató afuera.

Independiente era práctico para atacar, no se nublaba e iba directo al grano en sus avances. Sebastián Palacios tuvo una noche inspirada y desequilibraba cada vez que se lo proponía, fue uno de los puntos altos del «Rojo», aunque sin dudas el mejor del equipo dirigido por el «Emperador» Falcioni fue Lucas Romero, un relojito en la mitad de la cancha, distribuyendo con claridad y mordiendo incesantemente.

A los 25´ llegaría la apertura del marcador para el dueño de casa, el «Tucu» Palacios bicicleteó, desbordó a Frank Fabra y tiró un centro colgadito al área, el mismo fue calculado de mala manera por el arquero Andrada que pasó de largo, Gastón Togni le ganó a Capaldo y con la testa mandó la pelota al fondo de la red. Ganaba Independiente.

Tras haberse puesto en ventaja el «Rojo» encontró un panorama más que cómodo con el cual administrar la ventaja, ya que como describiamos era compacto negando espacios, lo que provocaba una inocuidad profunda de Boca que no tenía imaginación y apostaba a individualidades. Tal era el desconcierto Xeneize que en más de una ocasión tiraba envíos largos para que Carlitos Tévez las intente ganar ante Juan Insaurralde (1,87cm), algo que era extremadamente improbable.

Independiente seguía poniendo sus fichas a la practicidad y tuvo el segundo a los 32´, «Tucu» Palacios se fue mano a mano con Esteban Andrada, quiso enganchar a Carlos Zambrano que volvía desesperado y no pudo, el rebote le quedó a Jonathan Menéndez que insolitamente la tiró por encima del travesaño.

La primera etapa se despidió con un síntoma más que preocupante para Boca, Carlos Tévez bajando al circulo central a buscar la pelota, lo que dejaba a las claras lo mucho que le costaba a la visita profundizar y encontrar asociaciones por bajo.

El segundo tiempo comenzó en una meseta, las infracciones comenzaban a crecer y el juego se cortaba en demasía. Boca continuaba buscando encontrar una fórmula que inquiete la valla de Sosa, y la misma terminó siendo la pelota parada. A los 9´ ingresaron Zárate y Almendra en lugar de Maroni y Medina, los cambios se produjeron cuando el partido se paró por una infracción en la zona de ataque derecha para el Xeneize. Mauro Zárate entró y fue directo a ejecutarla, lo hizo de manera precisa tirando un centro con rosca que encontró la cabeza goleadora de Carlos Zambrano que zambulléndose la conectó clavándola abajo al palo derecho.

Zambrano gol 25 abril, 2024

El ingreso de Almendra fue optimo, Boca creció desde allí. Nutrió el mediocampo de fluidez y dinámica, rompiendo con la estática del primer tiempo que provocaba que no se rompan líneas y los pases sean demasiado anunciados.

En los minutos posteriores a la paridad se vio lo mejor de la visita, que había empezado a encontrar espacios para lastimar y aprovechaba la merma de su rival, que con el cansancio acumulado empezaba a alargarse. De todos modos, este dominio se diluyó rapidamente con el correr de los minutos, y se apagó, al igual que el partido.

En los últimos 20´ el cotejo se convirtió en una moneda al aire, estaba para cualquiera, se rompieron ambos mediocampos, y se tornó todo de ida y vuelta. Comenzó a haber excesiva pierna fuerte y un gran número de faltas, el tiempo neto de juego fue extremadamente bajo en el tramo final. 26 foules y 9 amarillas se registraron. Hubo polémicas: un pisotón claro sin pelota de Insaurralde a Villa (primer tiempo), y un planchazo de Campuzano sobre Romero.

Cuando todo indicaba que iba a terminar sin emociones la noche, Mauro Zárate tiró un centro al área y Ayrton Costa la despejó con la mano alevosamente. Patricio Loustau no dudó y marcó la pena máxima.

No lo mereció, pero lo tuvo más cerca que nunca. Villa lo anunció, Sosa se lo atajó. El árbitro pitó el final. 1-1 en el Libertadores de América. Dicha descripción parece de un epílogo de película, y así lo fue, Boca no jugó bien pero se topó con un penal a los 94´ que pudo haber valido tres puntos.