En la tierra del buen vino, Boca pudo destapar un champagne para celebrar conseguir acercarse al objetivo primordial del semestre, clasificar a la Copa Libertadores. Además, dicha tarea le puede permitir sumar un nuevo título a la institución, una Copa Argentina que se ha convertido en el blanco apuntado en la última parte del año debido a la lejanía en la liga doméstica.
En el marco de las semifinales y ante un siempre molesto Argentinos Juniors, el Xeneize, sin jugar bien, logró sacarle jugo a la pelota parada y se llevó el triunfo por la mínima con gol del siempre oportuno Luis Vázquez.
Si a los 22 jugadores que saltaron al terreno de juego le quitaban las camisetas y los vestían a todos de negros y gris, hubiese sido imposible hacerle creer a un extraño que lo que se estaba disputando era la semifinal de la Copa Nacional más importante del país. La imprecisión era notoria, ninguno producía en ataque, y se neutralizaban mutuamente. El equipo de Gabriel Milito, a sabiendas del 4-3-3 del team de Battaglia, planteó su tradicional 5-3-2 y provocó que sus carrileros se enfrenten con los laterales Xeneizes, dejando mano a mano a sus centrales con los delanteros contrarios y poblando la zona media. Esta idea produjo que el cotejo dependa totalmente del prevalecer en las batallas individuales. Como ninguno logró hacerlo en su totalidad, reinó la fricción y la redonda era compartida.
En la etapa inicial el Bicho tuvo las mejores dentro de la monotonía. Un tiro libre de Gabriel Carabajal, el mejor del 1T, que desvió Agustín Rossi, y un remate de media distancia de Franco Moyano que pasó cerca. El 17 había combinado bárbaro con Gabriel Ávalos, quien le rebotó de espaldas. Por su parte, salvo una bomba de media distancia de Luis Vázquez en el comienzo que se fue alta, y un disparo controlable de Cristián Pavón a la humanidad del arquero Lanzillota, Boca no lastimó. Solo fue punzante en los minutos finales por activaciones individuales de Sebastián Villa -retornó después de 3 meses de inactividad- y Kichán.
La presión alta en el amanecer del complemento le dio frutos al elenco de La Paternal, y ese aspecto le abrió las puertas a una oportunidad inmejorable a los 4´. Cali Izquierdoz en salida le entregó la pelota a Cristián Medina, que pecó de no recibir perfilado y estando de espaldas fue fácilmente devorado por Gabi Carabajal. El 8 se metió al área, pateó cruzado y la redonda se estrelló en el palo. Se salvaba milagrosamente el club de La Ribera. Argentinos, lejos de desanimarse, siguió buscando y al minuto volvió a estar cerca del grito sagrado. El paraguayo Ávalos ganó en las alturas y su testazo por milímetros no tuvo destino de red. Boca estaba en un remolino de desconcierto en el alba del segundo tiempo.
En seguida Sebastián Battaglia tomó nota y mutó a un 4-2-3-1, soltando a Agustín Almendra, y ordenando a Cristián Medina cerca de Jorman Campuzano. El impacto fue inmediato. Primero avisó Pavón con un amenazante buscapié y a los 12´ llegó la hora señalada. Tiro libre en posición de 8 que el colombiano Villa ejecutó, volvió a ganar en el aire Gabriel Ávalos, pero solo logró peinarla, dejando perfectamente ubicado al goleador Vázquez. El nacido en Recreo definió primera y la cambió de palo para dejar parado al guardameta Lanzillota. El 38 tiene olfato de gol y está re contra cargado. 1-0 Boca.
En encuentros de eliminación directa la contundencia es el ancho de espadas, y a los de azul y amarillo le alcanzó para ganar una mano que no había sido bondadosa con las cartas que mostró en la mesa.
La nula generación futbolística, con la ventaja en el marcador, pasó de ser un déficit a ser un motivo fehaciente para jugar con tranquilidad y cuidar el resultado. Argentinos ni bien sufrió el cachetazo puso la otra mejilla y se repuso de inmediato, y fue decidido a buscarlo.
Nicolás Reniero a los 16´ realizó un monólogo soñado eludiendo defensores y quedando cara a cara con Agustín Rossi, el ex Racing la quiso picar y la mano extendida y salvadora del oriundo de la Capital le ahogó el abrazo con sus compañeros. Extraordinaria respuesta del arquero.
El propio Reniero lograría vencer al guardameta al ratito después, tras definir cruzado dentro del área. Pero el línea levantó la bandera. En un mar de quejas y desencanto, la repetición mostró un off-side difícil de percibir, no obstante fuera de juego. El longo Ávalos volvía de la prohibición prohibida y terminaría asistiendo al 29, que quiso desviarla previamente -aquí surge la confusión- pero no logró hacerlo, por lo que el adelanto del paraguayo cuenta claramente. Bien atento estuvo el asistente. Acertó
Tras la polémica que no fue, se apagó el Bicho y mermó su intensidad. Se sometió en el bloque final del «como sea» y recurrió al centro, donde siempre encontró la presencia de un sólido Agustín Rossi. Noche reivindicativa del 1 Xeneize en Mendoza. Vital pilar del triunfo y consecuente clasificación a la final. Figura del encuentro. Le calzará como anillo al dedo esta inyección de confianza.
El encuentro bajó su telón. Triunfo de oro de Boca para quedar a tiro del objetivo del semestre y de obtener un nuevo título. Le costó, no tuvo la pelota y le faltó generación en ataque. Battaglia ordenó las fichas posicionalmente y en la contundencia encontró la virtud suficiente para ganar. El fútbol es tan impredecible y por ende maravilloso, que podes hacer un gol estando años luz de merecerlo, y eso pasó en Cuyo. El Xeneize no merodeaba el arco rival, pero en un envión anímico producto de un inteligente ajuste táctico pudo inclinar la balanza a su favor y está en la velada principal, donde esperará al ganador de Talleres-Godoy Cruz.
Tengo 18 años, soy de Basavilbaso, Entre Ríos. Hace 3 años soy conductor y comentarista en Siempre al Diez, por FM Riel 93.1.