Medalla de oro para esta final, pero no por haber quedado como ejemplo, sino para mostrar, ante los ojos del mundo, que no estamos preparados para organizar un evento de excelsa magnitud. Quedamos expuestos, ante los cinco continentes y el presidente de la FIFA en el estadio, en un bochorno histórico. De esos que te dejan marcados como país.

El día no comenzaba como cualquier otro. Ésta vez, con enormes nervios de personas que, casi sin dormir, anhelaban por conseguir la tan deseada Copa Libertadores. Aproximadamente 10.000 «Xeneizes» en el Puerto Madero alentando al equipo afuera del hotel y, en el Monumental, la gente, hasta ese momento, llegaba al estadio, comía algún paty o choripán y cantaba.

Ya en una hora más cercana al partido y llegando a la cancha, el micro de Boca llegaba a la calle Lidoro Quinteros y Avenida Libertador (lugar por el que van todos los equipos visitantes) y ocurrió lo… ¿Inesperado? El micro fue impactado con piedras, botellas y hasta quién sabe con qué cosas. En ese momento el «gringo», el chofer de Boca, se «desvaneció y tomó el volante el vicepresidente Horacio Paolini». También cree que los “entregaron”, ya que había zona liberada al momento en que perdió el control del colectivo por un botellazo en el torso y el gas lacrimógeno. Pudo ocurrir una desgracia, algo peor de lo que ocurrió, como incrustarse contra un árbol, perder el control y atropellar a las personas si no hubiera sido por Paolini.

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Pero nada terminaría acá: Los más afectados fueron Gonzalo Lamardo y Pablo Pérez, éste último afectado con una úlcera corneal tras un objeto que entró en su ojo. Increíblemente, la Conmebol presionaba para que Boca igualmente salga a jugar el partido (que principalmente fue postergado a las 18:00 y luego a las 19:15), teniendo jugadores con problemas respiratorios, de visión y hasta anímicos.

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Finalmente el partido, por cuestiones obvias, no se jugó y Angelici, poco después, hablaba de un «pacto de caballeros» con Rodolfo D’onofrio en el que se especificaba jugar la final al día siguiente, en un horario establecido a las 17hs, y que el micro visitante había sido impactado por «UNA PIEDRA». Algo insólito, a sabiendas de que nuestro capitán no iba a poder jugar por culpa de energúmenos del club rival.

Párrafo aparte, hay que destacar al hincha de River que habló luego de conocer la suspensión diciendo «Les pido perdón a los de Boca por lo que les pasó». No todo está perdido. Es para reconocer la actitud. Ésto también es fútbol argentino. La gente así representa el verdadero espíritu del hincha del fútbol vestido con la camiseta del equipo rival.

El equipo se tuvo que retirar a la noche y volvió al hotel para concentrarse, con hinchas esperándolos. Rato más tarde, se corrió un rumor muy fuerte: El presidente Angelici, presionado por los directivos, abogados (y hasta los mismos jugadores que se negaban a jugar el partido), estaban analizando realizar una presentación ante la Conmebol, creyendo que no hay diferencias a lo que pasó en 2015, y pedir directamente el partido por ganado, sin chances de jugar hoy día domingo. Angelici no sólo no tiene el apoyo del hincha, sino que ya está perdiendo el «apoyo» del jugador. Yo, personalmente, creo que los jugadores se sienten completamente desprotegidos. Tuvieron que defendernos Tévez y Benedetto, bancando al club como debió haberlo hecho Angelici desde un principio.

Pasando la página para el domingo al mediodía, Alejandro Domínguez seguía con la misma postura de disputar el encuentro ya que la postura de Boca seguía siendo la misma, disputar el encuentro, hasta que desde el club se emitió un comunicado firmado por Daniel Angelici para postergar nuevamente el partido y, llegando a las dos de la tarde, se confirmaba que el partido estaba postergado. Es una vergüenza la imagen dada al mundo. Mientras tanto, el presidente del máximo ente sudamericano, decía en Fox Sports: «Queremos dar una señal que en la CONMEBOL se están haciendo las cosas bien». No parece que se hicieron las cosas bien, no al menos éste año. Racing y Gremio (y ahora Boca) abrieron un expediente por diferentes irregularidades en series contra River. Mala inclusión jugadores, pasar por arriba sanciones y ahora hechos de violencia e inseguridad en una misma edición de Copa Libertadores. ¿En serio, señor Domínguez, cree se están haciendo las cosas bien?

Lo cierto es que Boca presentó 15 hojas en el Tribunal de Disciplina de Conmebol para que analice ,en base al reglamento de la CSF, sobre todos los hechos desastrosos ocurridos el dia de ayer en el Estadio Monumental. Lo que se pide es la suspensión del partido, algo que resulta muy difícil. Más tarde, Angelici salió a decir que «Los partidos se ganan y pierden en cancha, pero tengo responsabilidad de ser presidente e hicimos la presentación con todos los articulos que incurrieron el día de ayer». Por otro lado, habría una reunión (de no haber sanciones) el martes 27 a las 10 AM para definir una nueva fecha.

Yendo por otro lado, me pongo a pensar… ¿Qué pasaría si Boca llega a ganar en el Monumental? ¿La Conmebol y el Ministro de Seguridad aseguran que los jugadores de Boca salgan vivos de la cancha? Con esta seguridad puede pasar cualquier cosa. ¿Quién te dice que los hinchas o la barra no se van a meter a la cancha para que los jugadores no den la vuelta? Sinceramente, después de lo que pasó ayer, me importa más la salud de los jugadores que cualquier otra cosa.

Y me sigo preguntando más cosas ¿por qué a All Boys le suspendieron el estadio y tuvo que jugar a puertas cerradas en la cancha de Brown de Adrogué ante Estudiantes (BA) y a River, por pagar una multa, le levantaron la sanción a las dos horas? Están matando el fútbol y los beneficiados son siempre los mismos. ¿Hay alguna diferencia de lo que pasó en el Islas Malvinas y El Monumental?

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Como frutilla del postre, la Copa Libertadores se fue en un taxi.

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Y, para ir terminando, el día de hoy el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, desmintió en La Nación los dichos de Rodolfo D’onofrio diciendo: «No pedí que se jugara la final ni amenacé con sanciones».

Hoy Romildo Bolzán, presidente de Gremio, salió a hablar y dijo que «Lo que pasó este sábado y aquí en Porto Alegre daría al menos para un par de años de castigo para River en competiciones internacionales. Pero por desgracia no se toma en serio». También Luiz Felipe Scolari, DT de Palmeiras en una conferencia de prensa después de ser campeón del Brasileirao, dijo que «Si yo estuviera ahí, no jugaría. En mi opinión, boca tiene que ser considerado campeón. No hay clima para empezar «. Todos hablan, todos opinan, pero todavía no hay resolución. ¿Qué pasará? Los periodistas nos vendieron una «final del mundo», descontextualizando totalmente todo. No es la final del mundo, muchachos. Es la final de la Copa Libertadores.