Domingo de clásico en Brandsen 805. Boca recibió a Racing Club en La Bombonera, en el tercer partido de la era Battaglia, luego de los triunfos ante Patronato y Platense. El sendero de la victoria era el camino que el Xeneize quería seguir transitando, pero un juego espeso y un genial Gabriel Arias se lo impidieron.

El dueño de casa nuevamente optó por un mediocampo compuesto por 4 volantes, y realizó tres modificaciones respecto al equipo que triunfó entre semana en Vicente López: Agustín Almendra por Pulpo González, Esteban Rolón en lugar de Alan Varela y Cristián Pavón por Norberto Briasco. Modificaciones de intérpretes, pero esquemáticamente la fórmula fue igual. Dos interiores, Aaron Molínas como enlace, y Kichan Pavón jugando por izquierda, para buscar el desdoble con Agustín Sández, y todo el andarivel derecho para el peruano Advíncula, que a diferencia con Platense, encontró cerca al interior Almendra y pudo intervenir más en las acciones de ataque.

El cotejo fue estudiado en materia de neutralización, el elenco del Sifón Ubeda tenía como objetivo imperante ensuciar y cortar los canales de circulación, para ello, emparejo a Maxi Lovera y Tomás Chancalay con los interiores, Javier Correa sobre el volante central, dejando que comanden los centrales pero obligándolos a saltar líneas, y utilizando a Anibal Moreno como tomador del chico Molinas, principal fuente generadora de juego del Xeneize. En este escenario, en todo el primer tiempo Racing nunca perdió el orden y no sufrió, se sintió cómodo, aunque en materia ofensiva salvo una inspiración de Chanca o el ex Central Lovera, no generó. Apostaba a la segunda pelota, y abuso de la media distancia.

El estilo de Boca cambia mucho si juega Alan Varela o Esteban Rolón. El ex Huracán es ordenado y cumplió a rajatablas la función de seguir al longevo Cvitanich sin dejar que reciba solo, pero a diferencia de Alan no participa demasiado en la salida, y eso modifica totalmente la idea. Los pases verticales de Varela son una daga, y permiten activar a los interiores, logrando enorme fluidez en campo rival. Los números hablan por sí solos, los 29 pases precisos de Rolón en este 1T, quedan lejos de los 55 que dio el 33 el miércoles en Vicente López. De todos modos, cabe destacar que el 14, en materia defensiva, tuvo una performance aceptable, creciendo su nivel respecto a sus primeras presentaciones.

Este déficit en salida, en parte por una cualidad y faceta del juego que el ex Huracán no siente y además porque Racing lo tomaba, hacia que Boca realice en demasía pases laterales y predecibles, por lo que fue espeso, constándole profundizar salvo maniobras individuales de Juan Ramírez, figura del equipo, o desmarques al espacio de Kichan Pavón.

En este escenario de partido de escasas acciones dentro del área, solo tuvo una chance neta de gol en los primeros 45´ (hubo cantidad de disparos desde afuera del área, pero ninguno contrajo riesgos). Tiro libre preciso de Aaron Molinas al segundo palo, donde desmarcado entró Cali Izquierdoz, el capitán saltó, cabeceó para abajo, y se topó con una sensacional respuesta del chileno Arias, que con reflejos felinos, envió la pelota al córner con el pie.

En el complemento, el encuentro tuvo una leve mejoría pero la dinámica y los roles no cambiaron, la visita estaba arraigado a cumplir en su orden y cada vez más lejos le quedaba el arco de Agustín Rossi, y Boca trataba, con más actitud que claridad, ser el dueño de las acciones e inquietar al arco racinguista.

Juan Ramírez fue el mejor jugador de Boca, sus gambetas fueron el desorden que molestaba a Racing, el ex San Lorenzo decidió siempre el momento oportuno para el cambio de ritmo y el desequilibrio. La improvisación en máxima velocidad que posee es magnífica. Esa capacidad de apilar jugadores e ir amagando en carrera es un recurso que escasea enormemente en el fútbol moderno, y los jugadores que lo llevan de manera innata son contados con los dedos. Es un arma ideal ante defensas que estudian a su rival y con equipos que tienen relevos aceitados. Rompe con la monotonía y lo predecible, y generan desacoples que son de gran ventaja para las transiciones ofensivas. Más aún cuando los marcadores salen de manera singular.

Justamente una apilada del número 20, desorganizó al rival, quien no pudo pararlo, se precipitó a salir y dejo huecos. Uno de ellos fue a donde Ramírez tiró el balón, dejando mano a mano a Luis Vázquez, que bien atorado por Arias, definió al cuerpo.

Agustín Sández volvió a tener buena actuación, y pesó en ataque, donde con empuje, determinación y coraje trepó en reiteradas oportunidades desdoblando al extremo, y siempre culminando la jugada con centro al área.

Una aventura del propio 37 fue de lo más claro del segundo tiempo, quien tiró el centro pasado y encontró la testa de Luis Vázquez, que ganó en las alturas, cruzó su disparo agarrando a contrapierna a Arias, pero milagrosamente Leo Sigali la despejó sobre la línea.

Corrían los minutos y Racing lentamente comenzaba a aferrarse y conformarse con una unidad que le servía mucho más que al equipo de Sebastián Battaglia. Boca siguió insistiendo y sobre el final volvió a tener una oportunidad inmejorable, nuevamente con Luis Vázquez, quien ganó de cabeza y exigió al guardameta chileno a responder, convirtiéndolo en figura y responsable absoluto del resultado del encuentro.

Marcos Rojo fue una garantía en defensa una vez más. Es el mejor de Boca en lo que va del semestre. Mejoró físicamente, lo cual es notorio en su rendimiento. Sale con confianza a cortar con agresividad y lo logra. Registró 11 recuperaciones, y además fue quien más pases y envíos largos completó.

Empate 0-0 en el clásico de la fecha. Boca fue superior y mereció más, no vertió sobre el verde césped una majestuosa actuación pero compensando con actitud ciertas imposibilidades y falencias a la hora de la imaginación y generación, logró poner en apuros a Racing, obligando al genial Gabriel Arias a ser figura.

El Xeneize suma 11 unidades en el campeonato, 7 de 9 desde que asumió Sebastián Battaglia, y el próximo sábado, en el Gigante de Arroyito, enfrentará a Rosario Central.