Tras 45 días de parate producto de la Copa América que culminó con la algarabía de la coronación en el mítico Maracaná y con la ruptura de la racha de 28 años, Boca volvió a la acción, y nada más ni nada menos, que por los octavos de final de la Copa Libertadores, en el encuentro de ida ante Atlético Mineiro, en Brandsen 805.

En el sorteo realizado tiempo atrás, sin dudas que el elenco de Cuca era el rival a evitar dentro del bombo de los primeros, los brasileños habían hecho una impecable fase de grupos. Obteniendo 16 de los 18 puntos posibles, siendo el segundo equipo con más goles a favor del torneo con 15 tantos, y teniendo a Hulk como figura estelar y máximo goleador del certamen con 6.

Miguel Ángel Russo optó por provocar los debuts de los refuerzos Esteban Rolón y Norberto Briasco, y también decidió poner de arranque a Marcelo Weigandt, recientemente llegado de su préstamo en Gimnasia de La Plata. Por ende, y ante los jugadores que emigraron, con la espera de poder cerrar las operaciones de Luis Advíncula y Miguel Borja; el Xeneize salió a la cancha con: Rossi, Weigandt, Izquierdoz, Rojo, Sández; González, Rolón, Medina; Pavón, Briasco y Villa.

Boca planteó presentarle a Mineiro un panorama de incomodidad y escasa fluidez. Le ensució los canales de circulación, anuló a Allan en salida y obligó a los centrales a jugar en largo (Rever expuso falencias notorias para salir jugando). Hulk recibió siempre lejos del área y los laterales no treparon, por lo que la visita no logró generar peligro negro.

El dueño de casa privilegiaba el orden frente a un equipo de permanente rotación e intercambio de posiciones entre los volantes y delanteros. Apostando a la explosión de los tres atacantes como llave para lastimar. Una vez más y como durante todo el año, la gestación y el juego asociado no fueron un fuerte, Boca para atacar era directo y práctico, sin demasiada elaboración y acciones de tejeduras de maniobras colectivas, todo esto se acrecentaba con una poca aparición de Cristián Medina entre líneas.

En la primera media hora de juego, escaseó el peligro en las áreas. Hasta que, a los 32´ , llegaría la polémica de la jornada. «Chelo» Weigandt, lanzado al ataque, enganchó dos veces y envió el centro, «Beto» Briasco saltó junto a Nathan Silva, quien no logró despejar de cabeza, la pelota fue hacia atrás donde Rever tampoco pudo cabecear firme y apareció el «Pulpo» González para anticipar para Everson y abrir el marcador. Boca pasaba a ganarlo y comenzaba a diagramar el final de la primera etapa con la ventaja a su favor, cuando sorpresivamente el árbitro José Rojas fue al VAR y anuló el tanto por una supuesta infracción del ex Huracán sobre Silva.

No pareció falta de Briasco. El árbitro se basó y cobró una foto. El fútbol es movimiento puro, no hubo empujón de ninguna manera.

Tras la anulación, el local creció en el campo de juego, y con más empuje que con fútbol claro, terminó la etapa inicial siendo superior a su rival, teniendo una gran oportunidad de abrir el marcador, otra vez en la testa de Diego González, quien se zambulló de palomita tras centro de Cristián Pavón y exigió a Everton, que envió la pelota al córner con una fenomenal atajada abajo en su palo izquierdo.

En el complemento, el plan de ruta de ambos equipos no se modificó y el desarrollo fue similar, con la diferencia de que Boca creció metros en el campo y comenzó a exigir cada vez más a la defensa rival, aunque sin ser apabullante, ya que al depender tanto de las individualidades en el libreto del practicismo, padeció las imprecisiones de sus atacantes, especialmente de Sebastián Villa, que no logró imponerse en todo el encuentro.

Los minutos corrían y la ecuación no se modificaba, la más clara volverían a tenerla los de azul y oro, centro de «Kichan» Pavón desde la izquierda que, de milagro, no llegó a conectar en la puerta del área chica «Pulpo» González.

En las 3 jugadas de peligro (incluido el gol mal anulado) llegó a definir el Pulpo González. Que ha pisado siempre vacío el área, sin marca ya que llega desde atrás sin referencia hacia los centrales. Su movilidad fue la llave en la que Boca encontró lastimar. La figura del encuentro.

A los 94´ llegaría la única oportunidad para el Mineiro, con un remate de media distancia de Jair que pasó cerca del horizontal. Fue final 0-0. Todo por definirse en Brasil el próximo martes 19.15hs.

Boca realizó un sólido encuentro en materia defensiva, neutralizó y llevó a su peor versión a un conjunto brasileño que había sido letal en ataque en su derrotero, y generaba más de una preocupación en la previa. La faceta ofensiva, es sin dudas, lo que deberá pulir el cuerpo técnico de cara a la vuelta en Belo Horizonte.

El próximo viernes, el Xeneize pondrá primera en el torneo local, debutando en Santa Fe, ante Unión, encuentro que se disputará a partir de las 19hs en el estadio 15 de Abril.