San Agustín

Llegó el tan ansiado domingo y se disputó el Superclásico del fútbol argentino, correspondiente a los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional. Eliminación directa, a partido único, en La Bombonera, cancha del mejor ubicado en la fase regular.

Toda la previa parecía normal, los preparativos de la semana se comportaban de manera habitual, hasta que en el día previo se dio a conocer un brote de Covid-19 en el elenco Millonario, por lo cual se empezaron a conocer ausencias confirmadas. En total fueron 15, con la particularidad que dentro de ese grupo se encontraban los 4 arqueros del plantel, por lo que Marcelo Gallardo tuvo que utilizar a Alán Díaz, portero de la cuarta división.

River utilizó los titulares que tenía a disposición y con el complemento de los habituales relevos paró: Díaz; Montiel, Maidana, Martínez, Angileri; Ponzio, Enzo Pérez, Casco, Carrascal; Álvarez y Fontana. Una formación con varios jugadores experimentados, pero con un once que por mera lógica no tenía ensayos.

Por su parte, Miguel Ángel Russo no ocultó nada y saltaron a la cancha los once que se especulaban en la antesala. Rossi; Buffarini, Izquierdoz, Rojo, Fabra; Medina, Varela, Almendra; Pavón, Tévez y Villa. 4-3-3 bien marcado con los tres juveniles en el medio campo.

Boca fue superior en la primera mitad, encontraba bien ubicados entre líneas tanto a Agustín Almendra como a Cristián Medina (el mejor en el mediocampo), quienes recibían con espacios en tres cuartos y eran los generadores de juego, utilizando siempre a los extremos para profundizar. Por su parte, la visita no se sentía cómoda, le costaba enhebrar jugadas colectivas, Milton Casco no tuvo una buena tarde de volante por izquierda. Jorge Carrascal era el encargado de la creación y la inventiva, no estuvo preciso, por lo que River no pudo generar riesgo concreto en la primera etapa, salvo un tiro libre Fabrizio Angileri que rozó el horizontal.

A los 10´, llegaría la apertura del marcador en la primera maniobra ofensiva del encuentro. Julio Buffarini la arrancó por derecha, Cristian Pavón se cerro hacia el centro atrayendo la marca del mendocino Angileri, «Buffa» cedió para Cristián Medina quien se desprendió hacia el espacio que había dejado el 7 (Leo Ponzio lo soltó), el 36 recibió y ensayó un gran centro al corazón del área que Carlos Tévez (tras empujar a Jonathan Maidana) conectó con parte de la cabeza y parte del hombro para batir al juvenil Díaz. 1-0.

Con el correr de los minutos y la ventaja a su favor, Boca empezó a retroceder metros con el afán de apostar a lastimar el espacio a partir de las velocidades y el desequilibrio de Villa y Pavón. En este contexto, el Xeneize provocó más de una ocasión para aumentar el tanteador. Carlos Izquierdoz lo tuvo conectando de cabeza, la pelota rozó el palo derecho, luego lo tuvo «Kichan», recibiendo del «Apache» y disparando por encima del travesaño.

KKIFRZZHQZD3ZH6WQH53NNZ7LQ 27 julio, 2024

A los 42´ todo Boca gritó gol, incluso Miguel Russo también entonó el grito sagrado. Tiro libre de Sebastian Villa al palo del arquero que por milímetros no ingresó al arco. Se salvaba River.

En la etapa complementaria el escenario era el mismo, el local se replegaba en metros y apostaba a sus wines, que en ciertos pasajes del encuentro pecaron de imprecisos y por ende se diluían los avances. El «Millo» continuaba sin encontrar los caminos para inquietar el arco de Agustín Rossi.

Aquí emergió la figura del chico Alán Diaz, quien respondió en dos ocasiones ante Carlos Tévez de genial manera, primero en un remate de media distancia que envió sólidamente al córner y luego tapándole un mano a mano tras achicar de optima forma.

Al igual que en los clásicos anteriores Boca perdonaba y no podía liquidar la historia, y lo volvió a pagar caro. A los 23´ Fabrizio Angileri trepó por el andarivel izquierdo y centró al segundo palo, donde Julián Álvarez se elevó detrás de Frank Fabra y le cambió la trayectoria para decretar la paridad. 1-1. El Xeneize volvió a pagar una cara factura por su ineficiencia.

Tras la parda, cambio el desarrollo, los dos eran conscientes que un error significaba la derrota, y comenzó a reinar el orden y las decisiones simples, ninguno quería arriesgar de más. River se tonificó con el empate y pudo haberse puesto en ventaja, exigiendo a Agustín Rossi en más de una ocasión.

El tiro del final lo tuvo el dueño de casa, lastimando con la misma formula que en todo el encuentro, pase al vacío para la velocidad de Cristián Pavón, quien llegó hasta el fondo y tiró el buscapie, Carlitos llegó de arremetida y definió de primera, topándose con una genial tapada de Alán Díaz, que a esa altura ya era la figura del encuentro.

El árbitro marcó el círculo central, todo se definió por los tiros desde el punto del penal. Boca comenzó ejecutando, Tévez y luego Villa, ambos convierton. Montiel metió el primero para la visita, y Angileri marró el segundo, cruzo su disparo y tapó de gran manera Rossi. Cardona tuvo la inmejorable chance de ampliar la ventaja, pero insólitamente la quiso picar, dejando corto su disparo y provocando que Díaz la atrape. Álvarez, adentro. 2-2. Izquierdoz se encargó del cuarto y no falló, el que sí erró fue Leo Ponzio, a quien el guardameta Xeneize le detuvo el disparo. Buffarini se hizo cargo del último, abrió el pie y sentenció el triunfo. Boca, a semifinales.

Sin brillar pero mereciendo más en los 90´ Boca avanzó en los penales y sacó boleto para las semis, donde enfrentará a Racing en San Juan. Antes, deberá recibir a Barcelona de Ecuador por Libertadores, con la obligación de ganar para acomodarse en el grupo.