Calibrados

La ilusión del mundo Xeneize para este 2022 se puede ejemplificar animadamente a la perfección con el dibujo del santo y el diablo posados en los hombros de una persona. El lado positivo y angelical le soplará en la oreja el jerárquico mercado de pases y la calidad individual del plantel, además de aceptables 30´ jugados en Mar del Plata frente a Aldosivi. Mientras que, el portador del tridente le bajará la espuma al grito disconforme de rendimientos colectivos que dejan mucho por pulir y mejorar.

La tarde noche de Boca en Liniers, quien le cedió el estadio para ejercer la localía, ante Rosario Central hacen que la analogía expresada en el párrafo anterior calce justo. Un primer tiempo apático. Y un segundo tiempo sólido y con superioridad.

Sebastián Battaglia volvió a elegir el 11 que jugó un óptimo primer tiempo ante Aldosivi entre semana, con un único cambio: el ingreso de Carlos Zambrano en lugar de Marcos Rojo, a quien se preservó debido a la carga de minutos que acarrea en el último tiempo. 4-3-3 marcado, con la idea de presionar alto y apostando a la réplica inmediata tras recuperación para lastimar.

En frente, el team del «Kily» se paró con el tradicional 4-3-1-2. Aunque por momentos era mentiroso, ya que Emiliano Vecchio se movía con libertad y en partes del juego se ubicó cerca del volante central Emmanuel Ojeda. La premisas de los rosarinos eran tomar a Jorman Campuzano y a los centrales en salida para evitar los saques en limpio, e imponerse en el medio con superioridad numérica. Ambas, las consiguió en la etapa inicial. A raíz de su presión absorbió a Boca, que no encontró conexión entre líneas, que tenía a los interiores sin altura para recibir y que estaba sumergido al desnivel individual por fuera.

Al club de La Ribera le costaba conectar y asociarse. Sus únicas llegadas en los primeros 45´ fueron un disparo de media distancia de Darío Benedetto, quien fue poco abastecido y tuvo que recurrir a un unipersonal para merodear el grito sagrado, y la pelota parada, en la cual Carlos Izquierdoz estrelló un testazo en el travesaño tras un manotazo salvador de Gaspar Servio.

Por su parte, el «Canalla» lastimaba por derecha con Walter Montoya. El 8 no tenía referencia natural de marca, ya que Pol Fernández no recorría con él, y perforaba por la banda. Fue el oriundo de Chaco quien tuvo la primera oportunidad del cotejo, probando de afuera y de sobrepique, haciendo que la pelota pegue en los parantes que sostienen el arco.

Central no resignaba la salida por bajo. Emma Ojeda recibía con comodidad y Emi Vecchio se retrasaba para enhebrar juego prolijo. Boca presionaba con «Pipa» Benedetto al arquero y con los extremos a los centrales, pero esto no lograba impedir la intención, ya que el guardameta ex Banfield tiene buen pie y encontraba con frecuencia a los liberados mencionados anteriormente.

A los 22´ llegaría el punto de inflexión en el encuentro. Lucas Gamba ingresó al área tras un taco de primera de Marco Ruben, e intentó gambetear a Agustín Rossi, quien fue al piso a cortar. El uruguayo, pícaro, se zambulló y el árbitro Penel compró. No hubo contacto del arquero sobre el delantero. El manual del fútbol se hizo presente y se leyó uno de sus principales axiomas: penal mal cobrado = penal errado. Emiliano Vecchio se hizo cargo de la ejecución. Disparó a media altura, con potencia y al palo derecho. El 1 se agigantó y tapó a mano cambiada. Todo continuó 0-0. Tras el yerro, Rosario Central perdió la paciencia para generar situaciones de peligro y poco a poco comenzó a disminuir el criterio táctico con el que ejercía control de las acciones.

El primer tiempo se despidió sin pena ni gloria, pero sí con sangre caliente. Boca terminó molesto con el árbitro porque terminó el encuentro en una situación de ataque, Central por su parte se quejaba de que había jugado más de lo adicionado (su DT se fue expulsado por la excesiva protesta), y como si esto fuera poco, también hubo asperezas entre jugadores. «Pulpo» González tenía un show de agarrones con Ojeda y en el último córner le pegó un manotazo que le dejó «el ojo en compota» al número 5, lo que provocó la conocida ceremonia de empujones e insultos. Con temperatura alta se fueron al entretiempo en el José Amalfitani.

Boca fue ampliamente superior en los primeros 20´ del complemento, y supo aprovechar su momento para abrir el marcador. ¿El motivo de la mejora pronunciada? La incorporación de un cuarto volante. Ingresó Juan Ramírez por «Toto» Salvio. El 20 se ubicó por izquierda y «Pol» Fernández se soltó como enlace. El cambio de esquema mejoró y ordenó a los de azul y oro. Le permitió tomar a los volantes por fuera de Central que ya no recorrían con libertad y a Ojeda en salida. Además sumó un eslabón que contribuyó a la generación y a la conexión con mayor cercanía entre líneas.

Le bastaron 4´ para mandar también en el marcador. Llegó desde un tiro de esquina derecho que pateó Sebastián Villa. «Cali» Izquierdoz se desprendió de su marcador, corrió hacia el primer palo y con un cabezazo férreo abrió la cuenta. Golazo. Por el movimiento sin pelota del central, porque el centro cayó al lugar indicado y por el salto con impacto en el momento justo.

La «Academia» no reaccionaba y estaba para el cachetazo. Tan solo 2´ después del 1-0, Boca tuvo una oportunidad inmejorable de ampliar el resultado. Guillermo Fernández recuperó, luchó y ganó en zona de enganche, pasó para Darío Benedetto, y el «Pipa» prolongó para Seba Villa, quien quedó cara a cara con Servio. El colombiano la picó pero el remate se le abrió demasiado.

A los 15´ saltó a la cancha Aaron Molinas. Es clave destacarlo. Siempre que el 16 ingresa potencia al equipo, lo hace jugar mejor. Porque es habilidoso, conecta, toca y busca, no elige la opción más fácil y porque es vistoso e inteligente como pocos.

Frank Fabra volvió a demostrar que si bien su documento lo delata como colombiano, tiene cosas de lateral brasileño. En ataque es profundo como pocos. Prevalece por potencia y porque sabe con los pies una enormidad. De un desborde suyo dentro del área Juan Ramírez tuvo su gol, pero el surgido en el semillero del «Bicho» definió al medio. Fue un penal en movimiento tras centro atrás del nacido en Nechí. De todos modos, el 18 volvería a aparecer.

La excelsa pegada de Marcelo Benítez fue la única arma que tuvo un desinflado elenco rosarino en el segundo tiempo. El «Cholo» exigió a Agustín Rossi de tiro libre, y luego con una bomba de lejos que se fue apenas desviada.

A falta de 10´ para el epílogo, llegó el momento showtime del partido. Frank Fabra ensayó una pared con Aaron Molinas, entró al área como si fuera su casa, ensayó un pie a pie delicioso para eludir a Facundo Almada y de cachetada hizo chocar la pelota con el costado de la red que suma. La reacción de Juan Román Riquelme resumió el enorme gol. El 10 se levantó de la silla y aplaudió, como todo futbolero.

fabra 19 marzo, 2024

Lo que parecía liquidado para el local, se volvió a complicar en el final. Parecía que estaban pasando la repeteción del gol de Martín Cauteruccio el miércoles. Por contexto, tiempo de juego y desarrollo de la jugada. Ganaron la cuerda por derecha, Fabra no tuvo respaldo y fue superado por Fernando Torrent. Centro al segundo palo y definición de cabeza de Lucas Martínez Dupuy. 2-1 en 40′. Rosario Central casi sin querer se ponía en partido. Boca sufrió en la última, y lo salvó su capitán. Lautaro Blanco desbordó, tiró el centro raso e Izquierdoz se la sacó del buche a Marco Ruben que ingresaba por detrás a empujarla. No hubo tiempo para más.

Está vez sí hubo rebeldía para revertir y las variantes fueron una solución. El equipo de Battaglia sumó 3 puntos importantes ante un rival difícil, y se lleva la certeza de que con 4 volantes fluye y produce mucho más que con el 4-3-3, esquema que parece haberse sepultado en la noche de Liniers.

Se asienta escolta a 2 unidades del líder con puntaje ideal Estudiantes. ¿La próxima velada? El próximo sábado 21.30hs vs Independiente en el Estadio Libertadores de América.