Bajo una copiosa lluvia, Boca recibió en La Bombonera a Argentinos Jrs. por la fecha 5 de la Superliga, con la misión irrefutable de conseguir la primera victoria en el campeonato para tratar de cortar la brecha de unidades con los puestos altos, tratando de aprovechar el envión producido por el triunfo por penales ante River por Copa Argentina el reciente miércoles.

El campo de juego tenía grandes sectores con cúmulos de agua, lo que hacía que la pelota prácticamente no rodase en dichos sectores, por lo que era inviable trasladar o tratar de enhebrar maniobras por bajo. Esto, en el primer tiempo, solo lo entendió un solo equipo de los dos en cancha, el Bicho, que valga la redundancia fue más bicho que el dueño de casa.

A los 18´, Matías Romero abrió el marcador, tras empujar a arco vacío (Frank Fabra se durmió y lo soltó) un rebote en el travesaño producto de un tiro libre de Gabriel Carabajal. La lógica se hacía presente, la pelota detenida era el arma más optima dada las condiciones. En un partido ordinario, chivo y friccionado, los dirigidos por Gabriel Milito, sin ser absolutamente superiores ni mucho menos, sacaban ventaja por saber sacarle el jugo a los caminos más producentes.

Boca iba al ataque aunque con escasas ideas y sin entender que por bajo era realmente imposible profundizar, chocó contra la pared una y otra vez en los primeros 40´, donde no tuvo ninguna oportunidad de estampar la paridad.

En una etapa inicial condicionada para ambos equipos por el estado del terreno de juego, la diferencia mínima en el marcador era producto del entendimiento conceptual con el que jugó Argentinos dada las circunstancias. Boca se dio cuenta que la vía aérea era la más óptima recién en los últimos 5′. En ese lapso final del 1T, los comandados por Miguel Ángel Russo avasallaron de centros el área de Lucas Chaves y pudieron haber estampado la paridad. Cristián Medina de cabeza tuvo la más nítida de las ocasiones, Chelo Weigandt tiró un centro pinchado, y el 36 conectó con un fuerte testazo que hizo lucir al arquero visitante.

En el complemento, el sector hacia donde atacaba Boca tenía un terreno de juego más liberado de agua, por lo que se podía perforar por bajo. Cristián Pavón tuvo en su botín derecho el empate, controlando en el área y disparando cruzado haciendo que la redonda pase cerca del palo izquierdo del arquero Chaves.

Argentinos no podía salir de contra, estaba resguardado y el Xeneize, aunque sin grandes ideas, comenzaba a inquietarlo y a rodearle la manzana. A los 24´ llegaría la justicia al tanteador, tiro libre desde la izquierda de Edwin Cardona cerrado que se desvió en Miguel Torrén y descolocó a Lucas Chavés. 1-1.

La parda era justa, no porque Boca brille en el campo y sea absolutamente más que su rival, sino porque ninguno de los dos hizo grandes méritos para llevarse el triunfo en un encuentro poco jugado. Las figuras del encuentro eran Kevin Mac Allister y Lucas Villalba, quienes eran férreos en la marca y despejaban todo lo que tenían por delante.

Luego de la igualdad, todo daba a indicar que el local iba a ser superior, dada las condiciones de juego, lo poco que lastimaba su rival y lo necesitado que estaba de un triunfo. Todo esto se derrumbó a los 30´ cuando el colombiano Cardona, no fue inteligente, y estando amonestado se tiro innecesariamente a barrer, llegando tarde, fauleando y viendo la segunda amarilla.

Tras la expulsión, el partido volvió a caer en depresión y se fue despidiendo bajo la lluvia. La más clara en el epílogo, la tuvo Carlos Quintana con un cabezazo que se fue apenas desviado. Fue final 1-1.

Boca sigue dando que hablar por su mal rendimiento, y especialmente por su escasa generación y producción en ataque. Rompió el récord negativo de 599 minutos sin convertir, siendo el período de tiempo más largo en la historia del club. Solo ganó 1 de sus últimos 15 encuentros, y además, es la primera vez en el siglo que no consigue ningún triunfo en las primeras 5 fechas del torneo. Preocupante.