Pena Máxima

En San Juan, un lunes a las 15hs. Fue el horario y día poco usual que la AFA determinó para que se dispute la semifinal de la Copa de la Liga Profesional entre Boca y Racing.

Miguel Ángel Russo optó nuevamente por la línea de 5 utilizada ante The Strongest por Libertadores, de mitad de cancha hacia adelante, mismo equipo también, con una única modificación obligada, el ingreso de Jorman Campuzano en lugar del lesionado Agustín Almendra.

La primera mitad fue monótona, Racing se paraba de manera compacta, sin dejar espacios entre líneas, con el objetivo principal de absorber a su rival, y lo logró con creces , el equipo de La Ribera fue neutralizado a la perfección. Darío Cvitanich se retrasaba para dar una mano y formar junto a los volantes superioridad numérica sobre Jorman Campuzano y Alan Varela que no podían recibir nunca libres. Enzo Copetti hacía el desgaste con Frank Fabra, emparejándolo por izquierda, mientras que por la otra banda Lucas Orban tomaba a Nicolás Capaldo.

Boca se llenó de pases lineales y sin profundidad, la Academia dejaba que los centrales dominen y no los presionaba, pero los receptores medios eran demasiado estáticos, por lo que era imposible inquietar ofensivamente, salvo maniobras individuales.

La única de peligro en la etapa inicial definió lo que fue su desarrollo. Carlos Zambrano salió con la libertad que Racing le dio, y el peruano habilitó con un pelotazo a Sebatián Villa que logró picar a la espalda de Nery Domínguez, definiendo al cuerpo de «Chila» Gómez. Fue la única vía para generar peligro debido a que el Xeneize fue demasiado estático e inocuo, y además, porque Racing, como ya mencionamos, logró abroquelarse bien siendo corto y compacto. Boca estuvo limitado por incapacidad propia a depender de una maniobra aislada de Villa o alguna individualidad de Tévez o Cardona. Performance demasiado pobre.

Por su parte, Racing cumplió con su labor defensiva, pero también tuvo déficit para generar peligro neto al arco de Agustín Rossi, que salvo un disparo de media distancia de Anibal Moreno, no tuvo complicaciones.

En el complemento Boca amagó a tener una leve mejoría y por momentos fue infimamente superior al elenco dirigido por Juan Antonio Pizzi, especialmente en los primeros 20´, antes de que se retire Edwin Cardona, ya que el colombiano estuvo lúcido y ensayó más de un pase a la espalda de los laterales rivales que lastimó, especialmente por izquierda donde Frank Fabra trepó con éxito en más de una ocasión.

Carlos Tévez tuvo en sus pies la única posibilidad neta del segundo tiempo, rematando cruzado pero demasiado ancho, por lo que al arquero racinguista le bastó con hacer vista y acompañarla.

El reloj seguía su rumbo, Racing trataba de hacer largo el encuentro, había perdido vigor ofensivo y se limitaba a destruir los intentos del Xeneize, que seguía siendo poco productivo, a pesar de ser levemente mejor. No se veía un gol cerca, jamás hubo olor a grito sagrado, los penales no eran mirado con disgusto por ninguno de los dos, y la cuestión terminó decantándolo. El partido fue extremadamente chato y se definió desde los 12 pasos.

Los de Avellaneda se impusieron desde la pena máxima 4-2. Carlos Tévez al travesaño y «Chila» Gómez se lo tapó al «Pulpo» González, y si bien Agustín Rossi atajó el de Fabricio Domínguez, no alcanzó. Enzo Copetti no falló el definitivo. Racing finalista.

Boca, al igual que en todas las ocasiones durante el semestre en el que tuvo que asumir la responsabilidad y romper bloques defensivos compactos, fue inofensivo. Por ser estático, predecible y lento. Hoy chocó el barco, pero el mismo hace mucho tiempo no tenía ningún rumbo.

Tendrá la posibilidad de barajar y dar de nuevo, se avecina un mercado de pases donde se evaluará y decidirá acerca del futuro de ciertos jugadores del plantel, y además, el tema de posibles refuerzos. Boca debe mejorar considerablemente su performance futbolística si anhela quedarse con la Copa Libertadores.