Luego de un intenso año, Nicolás Burdisso dejó su puesto de Mánager en Boca. La renovación que está llevando la nueva directiva, con Riquelme a la cabeza, tiene otros planes para el puesto que ocupaba el ex central, por lo que éste decidió dar un paso al costado. A continuación, haremos un repaso de sus aciertos y errores desde su llegada en enero.

Su primera decisión fuerte fue la elección del entrenador luego de la salida de Guillermo Barros Schelotto. Cuando parecía estar todo encaminado para la llegada de Antonio Mohamed, Burdisso puso paños fríos en las negociaciones y decidió buscar otro perfil de técnico. El mismo ex DT de Huracán declaró semanas más tarde que su llegada al Xeneize se vio truncada por decisión pura y exclusiva del ex jugador del Inter. El técnico finalmente terminaría siendo Gustavo Alfaro.

La relación con Alfaro

Desde su llegada, el ex Mánager fue muy elogioso con el entrenador, e incluso se animó a compararlo con Bianchi y Tabárez por su «línea de trabajo, la humildad, el día a día, y el perfil para construir grupos, jugadores y personas». Con el correr de los meses y los partidos, especialmente en el segundo semestre, Burdisso siguió bancando al técnico, pero en su momento no tuvo complicaciones en admitir que el funcionamiento y el nivel de juego mostrado no era el que esperaban. «El principal déficit del equipo ha sido el juego. Tener un funcionamiento que ponga a los jugadores en condiciones de resolver los problemas» admitió el Manager en una entrevista con La Nación cerca del cierre del año.

Alfaro, por su parte, siempre se mostró muy leal y convencido con el trabajo de Burdisso en Boca. El DT lo acompañó hasta el último minuto, donde llegó a declarar: «Si yo eventualmente debo seguir trabajando en Boca, seguiría si está Nico. Me he sentido muy cómodo”.

Burdisso y las bajas del plantel

Otro tema con el que tuvo que lidiar fue la partida de varios jugadores luego de la final perdida en Madrid. Durante su gestión se encargó de aclarar que «en Boca quiero que estén los jugadores que realmente tengan ganas de estar. Se lo dije al presidente, al entrenador y a los jugadores. Los que no quieran estar, que no sigan».

Las dos partidas más fuertes fueron la de Pavón (por su valor de venta) y la de Benedetto (por su nivel). En el primer caso, las negociaciones fueron poco claras, incluso recientemente Los Ángeles Galaxy acaba de renovar el préstamo por un jugador al que Boca apostaba a vender por una cifra cercana a los 30 millones de dólares. Si bien el jugador sigue perteneciendo al club, parece difícil que mantenga su valor en una liga de menor nivel como la MLS.

El caso de Benedetto es distinto. El jugador renovó su contrato en los primeros meses de 2019 y en Boca contaban con su presencia hasta que finalice la Copa Libertadores. Sin embargo, a principios del segundo semestre y con los octavos de final en juego, decidió marcharse a Francia, en una salida desprolija y que desconcertó hasta al propio Burdisso. «Tres meses antes de su partida le renovamos el vínculo y le dimos toda la confianza para que siga. No es momento de hablar mal o bien de uno u otro. Fue una decisión difícil, de la que se hizo cargo el jugador» declaró Burdisso.

El mercado de pases: la sorpresa italiana y la deuda en la delantera

A la hora de adquirir jugadores alternó buenas y malas. Sin duda su gestión quedará marcada por haber conseguido traer a Daniele De Rossi, italiano campeón del mundo y referente de la Roma. Si bien su nivel fue decepcionante, su llegada marcó un gran precedente y fue bien recibida por gran parte de los hinchas Xeneizes. En caso de quedarse en 2020, su rol en el plantel puede ser fundamental y así dejar atrás su 2019 opacado por las lesiones.

Marcone, Lopez, Salvio y Mac Allister fueron otras de las incorporaciones bajo el mandato de Burdisso. A excepción del primero, los otros tres tuvieron un aceptable nivel que se vio afectado por el bajo funcionamiento del equipo.

Como mencionamos anteriormente, Boca se quedó sin centro delantero en plena competencia, por lo que el Mánager tuvo que salir a buscar un reemplazo. Con el correr de los días, el nombre no aparecía. Boca había decidido contratar a Hurtado en 5 millones de dólares, un juvenil venezolano de 19 años que venía como una (cara) apuesta y no a ser el 9 titular. El tiempo siguió pasando y finalmente se pudo abrochar la llegada de Franco Soldano, proveniente de Grecia y con paso por Unión. De esta manera, Boca encaró el tramo decisivo de la Copa Libertadores con un juvenil de 19 años, un delantero de la liga de Grecia con bajo porcentaje de gol y con Wanchope quien había tenido un buen arranque de año pero que nunca convenció física ni futbolísticamente. El resto de la historia ustedes ya la conocen…

 

Puede decirse que Nicolás Burdisso dejó una imagen positiva en el club. Sus formas, sus pensamientos y su experiencia convencieron a gran parte del Mundo Boca, incluso llegó a hablarse de la posibilidad de que forme parte de la nueva comisión directiva de Boca en un rol secundario. Sin embargo, el defensor decidió dar un paso al costado. «Pusimos nuestro cargo a disposición; no queríamos un peso ni nada de eso. Entendemos que hoy hay otra gente trabajando en el club y las decisiones se toman automáticamente sin nuestro consentimiento. Por eso entendemos que ya no tenemos nada que hacer acá» afirmó hace unos días.